Que se puede contar, que se puede juzgar cuando dos mejores amigas comparten un café o llegan a compartir la cama en forma de amantes. Son dos seres humanos, que compartieron alegrías y tristezas; diversión y secretos, exactamente igual que cualquier par de amigas. Hablaban sobre muchachos, ilusiones, desamores; compartían ropa, zapatos, maquillaje, problemas y triunfos. Por muchos años fue igual, nada fuera de lo normal.
Un día, un simple día; no era un día especial, solo un día. Estaban ambas en una habitación, en un cuarto donde solían y suelen pasar el rato, ocurrió un pequeño hecho, un pequeño impulso que cambio sus vidas, por pequeño que fuera inicio cosas grandes. Fue así como todo comenzó: se callaron las dos y se quedaron mirando fijamente la una a la otra, el impulso les hablo, la delicadeza de sus rostros las sedujo, ya a milímetros de distancia; se podía ver la duda y el miedo reflejados en los dos pares de ojos, pero aquello no las detuvo; los labios se rozaron y ya no hubo dudas o miedos, solo el deseo y hasta estos días ellas se siguen amando…Pero esta es solo la historia de como comenzó.
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