No pretendo nada. Solo estoy aquí por el cuidado del alma.

domingo, 21 de junio de 2015

Biografía

Naciste el 28 de julio de 1956, tu nombre fue Oscar Adalberto… Ahora se supone que debería contar en qué colegio estudiaste, dónde viviste, en cuál liceo estuviste, si fuiste a la universidad y si te graduaste, si no fuiste, cuando y con quién te casaste, cuantos hijos tuviste y mencionarme, y por último cuando y como te fuiste. El problema es que no lo voy hacer, porque esta “biografía” es solo una excusa para decirte que te extraño y que me perdones por llorar estos días. Debes tenerme paciencia, probablemente no te gusta cuando lloro y te extraño; ni modo ¿sabes? tienes que aguantarte un poquito. Debe gustarte que te recuerde, solo que no con tristeza, así que repito: siento no poder evitarlo de vez en cuando.

  En fin, a lo que  vine: te extraño. Tengo unos cables guardados, unos que saque de tu cuarto, solo porque me recuerda lo bueno que eras con la electricidad; créeme nadie ha logrado arreglar bien los enchufes de mi casa desde que tu no lo haces, son una porquería. Tampoco me gusta como montaron la repisa de mi cuarto, ni como lo pintaron… a ti te hubiese quedado mejor, incluso a mi. Por cierto, creo que se me olvidó hacer el arroz que me enseñaste ¿ahora como hago? un día de estos voy a intentar hacerlo a ver si me acuerdo. Tengo un pañuelo que dice papá, la verdad no recuerdo habértelo dado, también tengo un poema del día del padre, de esos que nos dan en el colegio para que lo regalemos ese día; no se porque lo conservaste, lo único que hice fue pintarlo, pero como lo tenias en tu cuarto pegado, a la vista de todo el que entrara, lo conservo yo también. Creo que la parte de que eres mi papá si debería mencionarla aquí, para que tenga algo de biografía digo. Eras un buen padre, espero habértelo dicho alguna vez; aun lo sigues siendo estés donde estés. Quizás estás viviendo en las playas de Higuerote, como hace unos años o tal vez estas por aquí mismo, y pasas de vez en cuando por el abastos de siempre o la panadería frente a la plaza. Tú siempre escuchabas todo lo que decía, con que me gustara bastaba para que te interesara a ti también. Me acompañaste a mi casa todos los lunes y miércoles que salía tarde de la universidad, cuando estaba en mi primer semestre. Quizás no hiciste todo lo que se esperaba que hicieras por mi, pero hiciste tantas cosas que ni sabía que necesitaba hasta ahora. Simplemente me diste el apoyo incondicional que tanto necesite, ese que sabe que lo que me hace feliz es lo mejor para mi, sin importar mucho que pensaban los demás. Eso me hace pensar en que me hubieses ayudado en cosas que no llegue a contarte, aunque ya las debes saber.

Debo decirte también que aun no estaba lista, tenias muchas cosas por enseñarme todavía, y volver a enseñarme las que olvidé. Pero ni modo, creo que al menos me enseñaste las más importantes.

Me parece que es todo por ahora, me despido. Y aun buscando que esto tenga algo de biografía, dejo una foto que contiene: dos fotos tuyas, los cables que mencioné, el pañuelo y el poema (feliz día del padre, por cierto), un curriculum tuyo, unas pelotas de golf (no es que jugaras golf, pero tú y yo sabemos porque son parte de tu biografía) y una cartera con una factura a tu nombre de una ferretería.

Te quiero.

Valeska