10-8-1932

Ah, sólo yo sé

Cuánto duele mi corazón

Sin fe ni ley

Sin melodía ni razón.

Sólo yo, sólo yo,

Y no lo puedo decir

Porque sentir es como el cielo,

Se ve pero no hay en él qué ve

-Fernando Pessoa 

Papá

Hola papá ¿cómo estás? ¿Estás bien? Espero que estés descansando y respirando bien... Te extraño mucho, sí, incluso nuestras discusiones. Es horrible caer en cuenta que ya no estás. A veces me siento sola, a veces hace mucho frío o a veces hace mucho sol y no tengo sombra pues ya no tengo tu techo; aun no he aprendido a hacer el mío. ¿Te habré dicho te quiero el día de tu cumpleaños? No recuerdo, espero haberlo hecho, pero si no, te digo que te quiero, te quiero mucho. Perdóname cuando me pongo triste y lloro, no lo puedo evitar pero te prometo dejar de hacerlo a medida que pase el tiempo. Había cosas que no sabías de mí, ahora ya las debes saber y espero que me quieras igual, estoy casi segura de que es así. Extraño hablarte de los libros y películas que veo (éramos parecidos en ese aspecto, recuerda que mi mamá y yo no teníamos eso en común). ¿Sabes? Hablando de películas, no viste las últimas de Harry Potter, te hubiesen gustado. Perdóname por no llevarte el libro del Código da Vinci a tiempo, creo que también te hubiese gustado. Incluso, papá, extraño las carreras de fórmula uno y los juegos de béisbol, aunque fuéramos de equipos contrarios, ya no me entero de las noticias deportivas... tú te encargabas de ponerme al tanto. Ah sí, te llevaré conmigo cuando vaya al estadio ¿ok? Y a la playa.

¿Como estoy? Bueno, en general, bien. Hay algunas cosas que hacen sentir mal pero trabajo en ello. ¿Recuerdas a Zuleika? No nos hablamos, aunque a veces la extraño, tampoco tengo a Nelson, si te cuento que me dijo lo odiarías; pero tengo a Isadora, la alta, te debes acordar.... Cuento mucho con ella y la quiero muchísimo, también tengo a Glender, mi mejor amigo, bueno ya sabes quien es.... y a Mayra, mi "madre adoptiva", también te he hablado de ella y un amigo que llamo "Lance", no lo conociste, pero también es un gran amigo. Mis compañeros de la universidad son muy geniales: Carlos, Natasha, Carmen Alicia, Carmen.... Yubely te caería muy bien. Las notas siguen igual que el primer semestre, estoy intentando mejorarlas pero sabes que soy floja... Me corte el cabello, pienso que es posible que te gustara. ¡Ah! en mi casa hay otro perro, lo recogimos de la calle, le puse Hermes. Sigo tan despistada como siempre, pero ya no me caigo como antes, ahora no pasan de un tropezón. Tantas cosas que quería contarte del viaje a España. El viaje en avión me encantó, fue muy tranquilo y me encantó la sensación del despegue. Fui a casi toda Galicia: Ourense, aquí está el puente Romano; a Vigo, cerca de ahí esta  Sanxenxo (allí mi prima Alicia tiene un departamento cerca de la playa) incluso en pleno verano ¡el agua es helada! Fui también a la Coruña, nada más a la Torre de Hércules ¡es gigantesca! Y por supuesto fui a donde más quería ir: A Santiago de Compostela ¡vi y entre a la catedral! Es enorme, la más grande que he visto hasta ahora, y como habían peregrinos –los del camino de Santiago– de muchos países sacaron el “botafumeiro”, que es una cosa grande que bota incienso por las naves de la catedral, lo manejan unos monjes –en realidad no sé si son monjes, pero algo así son– son como siete, asique imagina cuanto pesara. Estuve a punto de ir a Barcelona con mi primo José, pero mis abuelos no me dejaron… También fui al cine en Ourense, son muy parecidos a los de aquí. Y ¡claro! Me monte en un tren de Carballiño a Ourense. Las fiestas de Carballiño fueron muy divertidas, estuve con unos amigos en el pueblo como hasta las tres de la madrugada, se podía caminar sin ningún tipo de peligro. Te compre una franela, trae el mapa de Galicia, es azul y ahora la uso yo. En fin, creo que es todo lo que puedo contar.

Quisiera saber de ti, pero solo puedo imaginarlo. Al menos estoy segura que te encuentras aliviado. Quizá hasta estas conociendo gente interesante: te imagino conociendo a Freddy Mercury, hasta te envidio. Y claro, donde sea que estés estarás con mi abuelo, mándale saludos. Si de casualidad ves a Hanni Ossott, Rubén Darío o Vallejo (son poetas) diles de mi parte que son geniales, de seguro si estuvieras aquí ya te habría mostrado algo de ellos. ¿Sabes que estaba pensando? Cuando vaya a comprar un carro no me aconsejaras cual, cuando lo tenga y se dañe no sabré qué hacer con el, tú me ibas a ayudar y enseñar eso… Pero no importa, te perdono, además puedo aprender sola.  

Espero te llegue esta carta.

Te quiere

Valeska.

Los Heraldos Negros

LOS HERALDOS NEGROS

HAY  golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé.

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma… Yo no sé!

    Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero  y en el lomo más fuerte.

Serán talvez los potros de bárbaros atilas;

O los heraldos negros que nos manda la Muerte.

 

    Son las caídas hondas de los Cristos del alma,

de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

De algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

    Y el hombre… Pobre… pobre!  Vuelve los ojos,  como

cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido

se empoza,  como charco de culpa, en la mirada.

    Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

-Cesar Vallejo